domingo, 7 de agosto de 2016

Otra vez

Entreabrió los ojos al percibir el amanecer. No habían pasado ni dos horas desde que cedió a Morfeo. Su mente seguía atorada por la cantidad ingente de estupefacientes que aún recorrían su cuerpo. Una olla a presión era el símil perfecto para lo que ocurría en su cabeza.
Palpando la cama mientras se estremecía halló su móvil.

Otra vez.