domingo, 31 de mayo de 2015

Viene de dentro #2

Aquí donde me veis he vivido la mayor parte de mi vida sin ser consciente de lo atractivo que puedo llegar a ser y de lo que puedo conseguir exprimiendo mis facetas más atrayentes. No estoy diciendo que haya vivido sin disfrutar de las artes del cortejo y del buen amar, lo que estoy intentando transmitir es tan simple como que pensaba que era pura suerte. Mi autoestima aún siendo aparentemente desbordante es sólo una máscara que uso para dar una clara impresión de seguridad y fortaleza, pero es absolutamente todo lo contrario; al menos hasta hace relativamente poco. Sigo siendo un chico con sus inseguridades pero se han debilitado gracias a la variedad de personas que estoy conociendo, que estoy viviendo.

La culpa no es tuya, amor mío. He utilizado durante años tu compañía como pupa para renacer sin la capacidad de sentir apego. Así podría comprobar si era cierto aquel ayer que experimenté. En el pasado mi corazón era débil e inestable y se aferraba a clavos ardiendo a la mínima presencia de cariño. Hoy no podría asegurar que sigo siendo una persona ya que la apatía me ha consumido, no siento una mierda; sólo deseo.


Y bailaron con el delirio de conseguir lo poco que en él quedaba,
competían por amaestrar al íncubo como si de viento se tratase,
descubrieron que sin corazón ni razón la lujuriosa bestia se hallaba,
muertas hoy yacen sin saber si sobrevivió mujer que lo amase.


miércoles, 27 de mayo de 2015

Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas

Hubo una vez donde los pequeños detalles y las grandes personas elevaban lo poquito que soy, tiempos en los que el olvido aún no imperaba y era capaz de soñar. Recuerdo con dañina nitidez el calor en mi pecho, el terror de la posibilidad de perder lo que amaba y la agonía de no saber qué hacía, qué sentía y en qué pensaba.
Lo poco que queda de lo que fui es el miedo a volar. Una daga fría, un arma blanca que se hunde en mi pecho a medida que siento más. Llega un momento en el que huir es el único método de supervivencia que funciona, el único capaz de conservar intacta mi máscara de cristal. Me niego a llenar tu corazón de cicatrices, me niego.
Hoy no hay canciones ni escucho en mi mente el eco de tu risa. Se acabaron los principios y finales de los días, los besos, tu cuerpo... se acabó alimentar la hoguera de nuestro momentáneo sueño. Llegó a su fin lo único que me ha hecho salir de mi cómoda y cristalina madriguera.

Lo siento Alicia.