martes, 24 de febrero de 2015

Luto

Ya no temo tu mirada traicionera, se acabaron las promesas y los días grises de espera. La mentira es la pólvora y tu indiscreción la mecha. Al olvido con todo lo que tenga que ver con bancos de madera y habitaciones rojas, al infierno tu ausencia de sentimiento y bienvenida sea la locura de fingir tu inexistencia. Se acabaron los caminos compartidos, ya sólo me guío por estrellas parpadeantes que me distraen del camino, que absorben mi atención como aquella llama infantil. Mi luto sabe a alcohol y a risas enlatadas provenientes de tu olvido, no me importa tu camino ni destino mientras no te cruces conmigo.

Vuelvo a portar en mi pecho el dolor de la traición consentida, vuelvo a perderme en el bosque de la alevosía, vuelvo a encontrar en mi cielo aquella luna carmesí; tan fría y húmeda como mi mirar.


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